Me llamo Julio y aunque mi formación académica está relacionada con la actividad física y el deporte siempre me han apasionado las artes plásticas.
Seguramente el responsable fue mi padre, un maestro de escuela con seis hijos que, cansado de no llegar a fin de mes, se lanzó a la aventura de dejar su trabajo y abrir una tienda, "El Desván", en la que podías encontrar desde una silla castellana a una porcelana Capodimonte del S.XIX pasando por un cuadro religioso del S.XVIII.
Crecí en ese espacio maravilloso y desde muy joven empecé a trabajar en aquella tienda que era mucho más que un lugar donde se podían comprar y vender todo tipo de artículos.
Para mis hermanos y para mí era un desván de la fantasía en el que cada mueble, cuadro o figura tenía su propia historia que lo convertía en una pieza mágica y única.
Mi padre se jubiló y cerró el negocio aunque yo decidí seguir rodeado de objetos fascinantes abriendo mi propio "Desván".
Es entonces cuando conocí a Osvaldo Lobalzo, artista argentino con el que poco a poco empecé a colaborar hasta terminar siendo su mano derecha, como él decía, permitiéndole así encerrarse en el taller para centrarse en la producción de obra.
Fue así como comencé en este mundo. Después vinieron otros artistas a los que ayudé a crecer en su carrera profesional.
Si me das la oportunidad, me gustaría dedicar mi experiencia a ayudarte también a ti.